Mirando de frente la vida

El dolor del pie

me lo recuerda,

el dolor de la espalda también.

Siento la angustia

que llega cuando

no hay movimiento en ella.

Él vino a mí muy pronto,

él no quería irse

y quería estar aquí, sin fin.

Y se quedó en mi cuerpo

y con él llevo ya mucho tiempo.

Catorce años de tormento,

catorce años de angustia

catorce años de ir

sin compás

cuando viene él.

El párkinson yo no lo quiero

y no estaba programado

en mi vida, y se quedó

en momento largo y sin consuelo.

Pero no cambia, no

con su pobre movimiento

voy acercándome despacio

y con ritmo lento

al final del recorrido

que me he propuesto

y éste es, siempre ADELANTE.

¡No mires hacia atrás!- me digo.

¡Qué ahora miramos siempre hacia delante!

Veo sombras, tengo dolor

pero lo sé yo y tú, no.

Veo doble, siento cambios

en mi entorno

pero eso lo sé yo y tú, no.

Por fin algo que lo puede reprimir

unos electrodos en la cabeza

marcarán el ritmo del compás

que será duro y conveniente

pues la calidad de mi vida será

mejor y consecuente.

Le enfermedad neurodegenerativa

estará algo reprimida.

Ya sé que no tiene cura

pero algo mejorará en esta locura

de no dormir, no andar

de no hacer lo que otros hacen bien.

Voy a andar mejor por la vida

que me queda.

Maquin Labory

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