Me sobran maletas

Me sobran maletas

Cuando tienes párkinson, la diferencia entre un verano y otro, a poco que progrese tu enfermedad, lo notas. Y tanto que lo notas.
Ha sido un verano muy complicado. Muchísimo calor y más síntomas motores y no motores. Cansancio, fatiga, lentitud de movimientos, rigidez.

En la piscina fresca pero las piernas dolían, en la playa el sol y la tortura de la silla ..

No creo que sea la única mujer con párkinson, a la que este calor no haya fastidiado los planes de verano y nos lo haya complicado y de qué manera: dolores de estómago, inflamación de abdomen. Estaba deseando volver a mi rutina. pero está tu familia, marido, hijos y amigos que tiran de ti, y organizan cena en su casa, gracias Mari Ángeles, quiénes están pendiente de lo que necesites y ayudarte a que tu familia y tú disfrutéis al máximo. Gracias Raúles y Franes y con esto me quedo. Con esos amigos que te acompañan, soportan y te ríes a carcajadas, y tomas el aperitivo en la playa porque la noche me confunde, jajajaja, con tanta
medicación. Con amigos así, sobran maletas. Puedes ir con lo puesto sin pensarlo.

Mi Parkinson me pide sosiego y tranquilidad, silencio a veces y para eso necesitaba que llegara septiembre, y con él traiga los nuevos propósitos tras haber finalizado las vacaciones.

Me encanta el nuevo septiembre de mi nueva vida. Este año he descubierto que ya no tengo prisa.

Ya no tengo que coleccionar cuentos, novelas, apuntarme a las entregas de curso de punto de cruz, de insectos,
apuntarme al gym, clases de inglés y mil tonterías más.

Cuando no tenía párkinson, era un mes de no parar, compras de uniformes, libros de texto, clases, cursos de inglés, gimnasio, dieta etc etc..

Hoy todo ha cambiado, regrese de vacaciones y agradecí el descanso. Parece que mi vida ha tomado otro ritmo, no hay prisa.

Disfruto más de la vida. Esa brisa, ese aire que refresca frente a ese calor insoportable. Ya no tengo planes inmediatos. Dejo que toda la vida se resuma en un día. Y si hoy puedo, pues lo hago. Ya sea un armario o unas maletas. Si hoy no puedo o descubro perpleja que no tengo planes inmediatos, no pasa nada.

Me gusta vivir. Pero ya no la bebo de un trago, la disfruto como un café.

Me gusta que la vida vaya a otra velocidad. Pero tengo planes, claro que los tengo, estoy viva y me siento viva pero tienen otro ritmo, intento disfrutar sin pensar en mejorar, sino que puede progresar, y con alegría exprimo toda ocasión que se presenta. Mis amigos, mi familia, mi marido, mis hijos.

En diciembre me marcho a Tierra Santa si Dios quiere porque no sé con certeza si podré más adelante. También tengo intención de ir al teatro, salir de excursiones y de cenas con mis amigos y mi párkinson, eso sí, no a todos sitios. El otoño me espera y saldré sin duda a bailar con él.

El día que aceptas que cada día es un motivo de alegría, que benditas pastillas que nos permiten salir a la calle, ese día le has ganado la batalla. Día a día. Y cuando te levantes, volverás a empezar. Entre mis planes, también está seguir siendo parte de la Comunidad con P de párkinson. Es un chute de energía, de vitalidad, de alegría y un magnífico sitio para compartir ese camino conjunto que nos presenta el párkinson. Con ellas tampoco hace falta maletas, ¡llevan la alegría y energías puestas!

Mujeres con P, mujeres con Pasión, sin duda!!

Carmen Rodríguez

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