LA RESILIENCIA

LA RESILIENCIA

El siguiente texto ha sido publicado en el enlace que aparece al final de Neurofriendly y pertenece a Almudena Ramos.

Existe una palabra muy determinante en nuestras vidas parkinsonianas o con algún trastorno del movimiento como la distonía o ataxia, fácil de pronunciar pero muy difícil de llevar a la práctica: LA RESILIENCIA. Se define como esa capacidad de adaptarse a situaciones adversas con resultados positivos. Una capacidad que puede desarrollarse a lo largo de la vida, no necesariamente tienes que nacer con ello. Escuchas, lees o te cuentan historias de verdadera superación, que te hacen reflexionar, por lo menos a mí.

No me considero una persona muy resiliente pero hay que admitir que un diagnóstico como el nuestro es muy difícil de digerir, máxime si te pilla en la flor de la vida tanto personal como profesionalmente. No facilita mucho las cosas, vaya. En ese momento del diagnóstico, entramos en una primera etapa de adaptación. Después, si pasamos la misma, entramos en una segunda etapa de adaptación que determinará el resultado final de nuestra batalla. En ambas etapas la resiliencia es importante, pero donde juega un grandísimo papel es en la segunda etapa. Vamos a profundizar un poquito:

ETAPA DE ACEPTACIÓN

Tiempos de rabia, negación, ocultación de la realidad e incluso en el ámbito más cercano y familiar, por un orgullo herido. A nadie le gusta que le impongan y yo no iba a ser menos.

Etapa que me duró cinco años. Me costó muchísimo por todo lo que conllevó, en el ámbito profesional más que en el personal. Confieso que a ello se unió cierta cabezonería adherida de por sí a mi personalidad y que, a veces, puede complicarme algo la existencia. De hecho, tuve que pedir ayuda psicológica a través de una asociación de pacientes, concretamente la de Madrid. Juntas realizamos una transformación importante y muy buena para mí…

ETAPA DE ADAPTACIÓN

Etapa muy larga que requerirá mucho del aspecto psicológico, concretamente del control de emociones y de desarrollar una resiliencia alta. La obligación de una adaptación continua, castiga mucho la mente. No has terminado de adaptarte a una situación, peculiaridad o limitación cuando nuestro «compañero» párkinson te sale con otra. Comparativamente es como el virus de la gripe, cada cierto tiempo te cambia de sombrero o de vestimenta para despistar y llevar a acabo sus objetivos. ¡¡Cansino!!

Por experiencia propia, recomiendo un trabajo continuado sobre las emociones en esta etapa: básicamente aprender a controlarlas. Para ello, e puede acudir a sesiones de talleres emocionales dentro de la especialidad de Psicología. Quizás una especialidad un poco tabú en nuestra sociedad, pero créanme que es muy efectiva y de gran importancia. Las emociones influyen enormemente en la estabilidad del Parkinson. Científicamente no puedo explicarlo, pero sí compartir lo que vivo. También en este tema nos puede facilitar mucho el camino la meditación y la creación de cierta filosofía de vida.

Les pongo un ejemplo muy cotidiano en nuestras vidas de todo esto:

Cuando sufrimos un estado de OFF (período muy definido en el que los síntomas parkinsonianos aparecen) nos crea mucha ansiedad, estrés, nerviosismo, desesperación o un conjunto de todo, terminando en una frustración plena si sigues en tu empeño de llevar a cabo lo que estabas haciendo o intentas hacer lo que tenías planeado. Cuando nuestro «flamante compañero» Parkinson dice NO, es No (lección bien aprendida en estos años de matrimonio obligado con él) porque la única opción que tenemos, es mantener la serenidad y la paciencia hasta que pase la tormenta.

Pues bien, controlar todas estas emociones, nos ayuda a salir mucho antes de tal situación amarga. Real, cierto y un arma importante en un estadio avanzado al igual que lo es tener un tratamiento médico/farmacológico adecuado. Recuerdo un post de un compañero que se titula «Como recuperar la coordinación de movimientos y poder batir un huevo» que trata de técnicas que utiliza y que tienen mucho que ver con el control de emociones.

Resumiendo, básicamente de lo que se trata y hablando en términos más psicológicos, es de conseguir que el «yo» como conciencia y el el inconsciente se junten y unan fuerzas ante las adversidades.

Recomiendo la lectura de la teoría del famoso neurólogo austríaco Sigmund Freud sobre el funcionamiento de la mente humana para darnos cuenta de su potencial si sabemos utilizarlo…

EL EFECTO PLACEBO

Hemos hablado de las emociones, ahora hablemos de la fe y la creencia. Dentro de la resiliencia se habla mucho de estos términos. La ciencia dice que puede crear efecto placebo. Este efecto, se define como el resultado que crea una sustancia o hechos que a priori carecen de acción curativa pero que produce efecto terapéutico si la persona lo toma o lo hace convencido de que es algo eficaz. A los pacientes nos cuesta creer en ello, pero es real y actúa a través de la dopamina (¡qué sorpresa!¿verdad?)

En alguna conferencia he escuchado que puede llegar a una mejoría de un 20% de nuestro estado actual… Sinceramente un porcentaje nada despreciable, teniendo en cuenta que algunos tenemos ya un «adolescente» dentro de nosotros.

¿Cómo pudo fomentarlo?

Pregunta muy interesante para un tema muy amplio para debatir. Tiene mucho que ver con el control de las emociones y los pensamientos negativos.

Primeramente, tenemos que empezar por la actitud. Tiene que haber una firme voluntad en seguir adelante.

Segundo tener confianza en tu médico y la terapia que vamos a recibir. Aquí no me refiero a una fe ciega o creencias irracionales, sí en su justa medida y aclarando siempre dudas, convencido de ello. Optar por tratamientos acorde a creencias y gustos favorece este efecto placebo. Dicho de otro modo, acepto esta terapia porque me convence, estoy segura que puede ser bueno para mí. no sólo me someto a ello porque lo diga mi médico.

Por último, transformar los pensamientos negativos de tal manera que no sean el peso dominante, básicamente sería convertir la visión de ver un vaso medio vacío a verlo medio lleno. Centrarnos más en las experiencias buenas que en las malas. Difícil, lo sé porque lo sufro, pero no es imposible.

Por otro lado, dicen que la confianza en uno mismo es el mejor efecto placebo. Esto yo sólo lo veo aplicable a síntomas leves crónicos, porque es lo que experimento y vivo. Creedme que mi incredulidad ante el asunto, poco a poco, se está convirtiendo en una confirmación absoluta de su existencia y eficacia. Dicen que «lo que crees de la vida puede llegar a ser tu verdad». Pues parece que puede ser cierto.

La conclusión final de toda esta «parrafada» que os estoy dando, es que la resiliencia se puede desarrollar. No te rindas, el control de emociones, nuestra filosofía de vida y nuestra creencia son componentes indispensables para ello…

No me despido sin compartir una frase muy célebre que me anima mucho en mis malos momentos:

«Cuando el camino se pone difícil, el intentar seguir cuando no puedes más, es lo que te hace diferente»

Mucho ánimo y fuerza

Almudena Ramos

http://neurofriendly.org/2022/12/13/resiliencia-claves-para-mejorarla/amp/

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