Se busca mujer española y famosa con párkinson

 
 
El día que Sara Carbonero hizo público que le habían diagnosticado cáncer de ovario pedí cita para una revisión ginecológica. Probablemente, no fui la única. Me atrevería a decir que Sara Carbonero, con ese gesto tan valiente, no solamente salvó algunas vidas gracias a la detección temprana del maldito cáncer, sino que intuyo que también ayudó a que muchas personas que, por unas razones u otras, se identificaron con ella, se sintieran menos solas, menos feas e, incluso, menos enfermas.
 
Con el párkinson, las mujeres en España tenemos un problema de referentes. Y es que, estadísticamente hablando, el sentido común me dice que entre las 150.000 personas que la Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que tienen párkinson en España, debería haber alguna mujer de relevancia pública. Sin embargo, ninguna se ha armado de valor para hacer pública su enfermedad. Y este dato es muy significativo y nos puede dar una idea del grado de estigma social que percibimos que se esconde detrás de la palabra párkinson. 
 
Si existieran estadísticas (aunque fueran estimaciones) de la incidencia de la enfermedad en mujeres en el Estado español (que no hay) podríamos calcular las probabilidades de encontrar alguna que fuera famosa. Pero no es el caso.  
 
Supongo que habréis escuchado que la actriz británica Hellen Mirren tiene párkinson. De hecho, MIrren es la imagen de Parkinsons UK, una organización benéfica que trabaja para dar a conocer la enfermedad y para recaudar fondos destinados a proyectos de investigación que aceleren su cura. La aportación de la actriz, dando visibilidad a los pacientes, especialmente a las pacientes, y actuando como referente, no tiene precio.
 
Hay quien dice que las fronteras son mentales. En lo referente al párkinson, estoy totalmente de acuerdo. No son los Pirineos los que nos separan de la campaña #womenandparkinson impulsada por la Asociación Europea de Parkinson, (EPDA), y que no parece haber tenido ninguna repercusión en España. Es otra cosa. Ni tampoco es por el Brexit que, mientras que aquí ni tan solo recogemos datos estadísticos por género, en el Reino Unido el párkinson tiene nombre e imagen de mujer. Es por otra cosa.
 
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