Pintar y cantar
Conocí a mi amiga Marga en una asociación de párkinson. Desde el primer momento nos hicimos buenas amigas, nos unía algo diferente a otras amistades que tenemos, es esa comprensión al hablar de lo que nos pasa con esta enfermedad. Nuestra relación es de hermanas y compañeras. Hacemos ejercicios juntas, natación, yoga, paseos y, más últimamente, pintar
Marga no había cogido un pincel en su vida, pero tenía curiosidad. Le gustan los colores vibrantes y llamativos. Los rojos, naranjas y amarillos siempre tienen espacio en sus pinturas, yo soy más de malvas, azules y verdes. Nuestras obras no son auténticas obras de arte (sí, dije arte). Nuestras obras sólo tienen cabida en ese tiempo que compartimos juntas, yo pongo la técnica y dejo que ella disfrute de lo que va apareciendo en el lienzo tras cada pincelada. Siempre le digo, pinta para ti, deja que los colores hable, te hagan sentir y sorprenderte..
No le enseño a dibujar, le enseño a disfrutar del pintar con técnicas creativas, pinturas, palillos, bolsas, … y bastoncillos de oídos forman parte de nuestro material.
Marga me aporta alegría. Le gusta cantar, algo que yo suelo hacer desde que me diagnosticaron el parkinson hace ocho años, tiene dichos y refranes que ha heredado de su madre y que aplica muy a menudo, aportando risas a nuestras tareas.
Bueno, no ha sido fácil, pero la voluntad la tenemos y el miedo y la vergüenza es algo que a nuestra edad poco nos importa. Nos sentamos todos los martes en esa terraza que mira al mar y donde los helechos, orquídeas y rosales comparte el espacio con nosotras. Pueden imaginarse a dos personas con parkinson, una tiene temblor y la otra rigidez, cargando los pinceles de pintura, sumergiéndolos en agua, y todo ello entre risas y bromas por lo que nos ha tocado vivir.
Vivir con humor puede ser el ingrediente para que los desafíos sean menos frustrantes.
– Mira, mira, hoy la pierna se quiere ir sola de paseo. ¡Parece poseída!, jajaja
– Hoy tengo la chaca, chaca, parezco una maraca, jajaja
– ¿Estás en off? Porque tienes una expresión.
– Sí, la de un pato mareado, jaja
– Como decía mi madre, cuando se puede se hace y sino cuerpo a tierra
Hemos hecho cosas bonitas, otras no tanto, pero el vamos a hacer algo nuevo nos produce tanta felicidad que esas tres horas, en las que hasta nuestras manos acaban con pintura, no la cambiamos por nada. Y mientras pintamos, Marga recuerda aquella canción que aprendió de niña o que nos traen bonitos recuerdos de otros tiempos más sanos.