Párkinson ¿Por qué a mí?

Conectarse con el sentir, no es fácil, es un proceso que hay que construir internamente a partir de un duro trabajo de autoconocimiento. Y precisamente, como proceso, la que comenzó a escribir este libro, no es la misma que ahora se propone la tarea de concluirlo.

Al comienzo, muy enojada con lo que me había tocado vivir,  lo hice como descarga. Casi terminándolo, me di cuenta de muchas cosas, entre ellas cual había sido el sentido de enfermarme. He podido ver las cosas desde otra perspectiva, y tomar conciencia que la vida puede cambiar en un instante.

La idea de finitud, el deseo de trascendencia, el privilegio del darse cuenta, hacen que el ser humano cambie. Nadie es el mismo después de pasar por situaciones de dolor si aprende a capitalizarlas en su favor.

Hay un antes y un después de la enfermedad. Lo que antes tenía mucho valor ya no lo tiene, la omnipotencia se desvanece y comenzamos a ser más humildes, más honestos, más solidarios,… Más humanos.

Recobrar la unidad como ser humano, representó darme cuenta de que las cosas que me pasaron y que me pasan, tienen sentido en mi ser como unidad. Yo no soy sólo un ser que siente, aunque por momentos eso que sienta obnubile todo lo demás. Yo no soy solo un ser pensante porque en ese pensamiento, está también mi sentir. Yo no soy solo mi alma, soy mi alma y lo que me acontece.

Por eso, he tenido que observar lo que me tocó vivir, procesarlo, sentirlo y aceptarlo para poder entender y aprender de eso.

Yo no soy sólo mi historia personal, porque esa historia pertenece al pasado y no puedo modificarla. Pero lo que sí puedo hacer, es una lectura diferente de la misma.

La vida no tiene un significado general y objetivo a priori. El significado de la vida depende del valor que cada uno le asigne, es un valor por elección.

Y por último, afirmo que: Yo no soy solo mi Parkinson porque ya me he corrido del lugar de la víctima.


Del libro PARKINSON ¿Por qué a mí? De Graciela Chiale. 
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