El dolor, ese síntoma con el que convives cada día
A mi me sucede cada día, la rigidez con la que me despierto me causa dolor de espalda, hombro, cuello, hormigueo en las manos y en la cara. Los estiramientos matutinos y el yoga me ayudan bastante, los supero pronto.
Luego está ese otro dolor que surge cuando me da la distonía (contracciones musculares involuntarias que causan torsión o posturas anómalas). Me afecta, principalmente, al lado izquierdo del cuerpo. Comienza con los dedos del pie doblándose hacía dentro, como si quisieran aferrarse a una rama, ¡ni que fuera un ave!, continua con una torsión del pie. Este se gira 90° grados, siendo el meñique el único que toca el suelo, como supondrán es imposible de caminar así. Para compensar este giro extraño del pie, la cadera se va hacia delante y la columna vertebral intenta adaptarse a esta postura. Afortunadamente, pasa con unos masajes en el pie, descansando o poniendo a prueba mi fuerza de voluntad para vencerlo en cuanto aparecen los primeros síntomas.
Ahora ha aparecido un nuevo dolor, ¡una raya más para el tigre¡, un dolor extraño en el estómago, punzante y que me causa náuseas. Para mí este dolor es el que más me molesta, no precisamente por el dolor en si mismo, es menos doloroso que los anteriores, pero tener ese malestar y esas náuseas casi a diario me dejan agotada.
Muchas personas siguen creyendo que el Parkinson es temblor, hasta el momento se han identificado unos cincuenta síntomas.