Me llamo Livia Jiménez, soy de Argentina y tengo 56 años. Me diagnosticaron Párkinson hace poco más de dos años y acá me encuentro sentada frente a la computadora, un domingo nublado, comenzando a escribir , abriendo mi corazón para contarles una historia ,mi historia .
Creo que cuando podemos contarle a los demás algo doloroso que nos pasa o nos pasó , es porque hemos podido asimilarlo y aceptarlo para nosotros mismos.
Nada más válido que la propia experiencia para poder ayudar a otras personas que viven o les pasan cosas similares pero que por alguna razón no encuentran el camino para poder transitarlo de la mejor manera posible.
Yo creo absolutamente que todo lo que nos ocurre es por algo , sea bueno o malo , que está en nosotros entender el significado de aquello que nos ocurre para poder reciclarlo , transformarlo convirtiéndolo en aprendizaje .
Todo comenzó el 6 de diciembre del 2019 , mi hija embarazada de 5 meses y medio, daba a luz a su primera hija sabiendo que no había ninguna posibilidad de que viviera solo por algunas horas . Le habían detectado una patología incompatible con la vida .
Entré con ella a la sala de partos. Mi hija estaba dormida producto de la anestesia. Cuando sacaron al bebé, la envolvieron en una sabanita, la tomé entre mis brazos y en una salita contigua a la de partos la sostuve hasta que su pequeño corazón dejó de latir .
Me hice tantas preguntas, tantas sin respuestas …Sentí en ese momento que muchas cosas que había vivido hasta ese día y que para mí habían sido las más difíciles no significaban nada.
La vida te golpea, te aplasta , te pone en carne viva la piel y te hace sentir todo el dolor junto. Sí , todo junto. Es tan grande que muchas veces no es posible ni siquiera llorar , y esas lágrimas que van quedando por dentro, te van ahogando …..y hacen que tu cuerpo, de alguna manera, lo saque de ahí , muchas veces convertido en una enfermedad.
Así fue que a los dos meses de aquel 6 de diciembre comencé a sentir menos fuerza en mi brazo y en mi pierna derecha . Después de acudir a distintas consultas médicas seguía sin saber qué me estaba pasando. No me encontraban nada. Pasaban los días y seguía sin diagnostico pero yo estaba segura de que algo no andaba bien ,soy profesora de Yoga ,entreno a diario ,toda mi vida he sido muy deportista, creo que eso me ha permitido tener mucha conciencia sobre mi cuerpo para poder percibir cosas que probablemente otros no puedan Fue ahí cuando decidí hacer una consulta con otros médicos neurólogos en En la Capital (yo soy de una ciudad pequeña del interior) Para ese momento ya habían pasado varios meses , era el mes de octubre del 2020 ,casi un año después de aquel 6 de diciembre .
Llegué al médico que me hizo muchas preguntas. Luego me revisó , realizó distintas pruebas y cuando terminó me dijo que quería que me viera un especialista en MOVIVIENTOS ANORMALES. A las pocas horas ese especialista me estaba viendo y cuando terminó me pidió que me sentara ,yo estaba sola ya que por la pandemia no se permitían acompañantes , mi pareja que me había acompañado me esperaba fuera en un café.
Y fue así sin más ,el médico me dijo “tienes mal de Parkinson” . DIOS que tsunami se te viene encima!!!! Lo primero que se me vino a la mente fue decirle ,¿ me voy a morir? El médico me dijo que sí algún día , pero no por el Parkinson. Todos los planes que tenía para mi vida quedaban abandonados en ese segundo.¿Cómo le explicaba a mi pareja ,a mis 5 hijos? ,¿qué les digo y cómo?.
Ese mismo día me medicaron y nos volvimos a Mar del Plata (ciudad en la que vivo) .Mientras viajábamos, el silencio era tan profundo que dolía ,no había posibilidad de una sola palabra, eran miles de preguntas sin respuestas que pasaban por mi mente .
Hable con mis hijos, lloramos mucho, pero siempre y en todo momento, me dije y les dije que no pensaba bajar los brazos, que la vida me estaba dando otra lección y que no tenía la mínima intención de rendirme .Tengo la suerte de tener la familia que tengo , mis hijos a los que amo más que a mi vida, mis hermosos nietos , que son mi sol y mi nieta que es la estrella que me ilumina desde el cielo ,ella llegó a mi vida para transformarme y enseñarme que el amor no tiene límites , ni tiempo , ni espacio .Mi pareja mi compañero ,mi amor, que solo tiene palabras de aliento y su fuerza se hace mía y me impulsa .
Creo que todos tenemos un fin en la vida. Agradezco todas y cada una de las cosas que me pasaron y espero a las que van a llegar sin miedo. El yoga es mi trabajo diario , me mantiene bien física y mentalmente , me permiten llevar esta enfermedad dignamente. Cuidarnos , alimentarse bien , descansar, intentar encontrar cosas que nos den placer ,meditar o simplemente sentarnos en silencio a respirar en forma consciente ,elegir vivir mejor tratando de bajar el estrés para mejorar nuestra calidad de vida, decidiendo seguir adelante de la mejor manera posible .
Trabajo diariamente para estar y llevar de la mejor manera posible el Párkinson. Por eso siento que lo que hago para mi puede ser de mucho beneficio para otras personas, porque si no podemos ayudar a los demás con nuestra propia experiencia, si no podemos poner el hombro al otro y abrir nuestro corazón, nada de lo vivido sirvió de nada. Estoy creando un espacio para desarrollar una actividad para personas con alguna patología, o tengan alguna dificultad física o motriz. Todos los espacios de yoga o de algo relacionado con la danza o con la expresión corporal están dirigidos a personas (sanas),no existen espacios más que de rehabilitación para aquellos con alguna dificultad y lamentablemente en gral son lugares tristes ,donde se hace difícil no sentirse diferente ,donde se hace imposible no sentirse enfermo.
Hoy todos hablamos de inclusión. Inventaron hasta un idioma inclusivo. Pero siento que la inclusión abarca muchas cosas más que aceptar las diferencias sexuales. La inclusión es aceptar al otro también con sus limitaciones físicas sin que se sienta discapacitado. Es también darle la posibilidad de disfrutar de espacios agradables, y cuando estés allí puedas decir ¡qué bueno es estar acá!! Inclusión es brindarle a todos las mismas posibilidades.
Cuando confiamos plenamente en la inteligencia de nuestro cuerpo para encontrar nuestro propio equilibrio y fuerza, dejas de caer en la pasividad y no delegas toda la responsabilidad en el terapeuta o el médico. Y es que los cambios ocurren cuando despiertas una nueva actitud, cuando entiendes que no puedes seguir con los mismos hábitos esperando que desaparezcan sin más.
La constancia en la práctica de los ejercicios posturales y respiratorios, junto al desarrollo de una conciencia despierta y aguda, más la propia voluntad, te llevarán a una nueva actitud frente a los retos físicos y mentales. Cultivar una actitud amable hacia uno mismo , cambiar la actitud y la perspectiva en relación a los retos de la vida , te harán ayudarán a conseguir una calidad de vida mejor.
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