Resiliencia: Nunca te rindas

La vida es una carrera de obstáculos que tenemos que ir sorteando para poder seguir avanzando. Estos a veces serán fáciles de saltar, pero otros en cambio, los miraremos de frente y es posible que los veamos imposibles de superar.  Algo así es cuando te diagnostican de una enfermedad como el Parkinson. Tú ya venías sorteando diferentes obstáculos, como persona, como mujer… unos estudios, una ruptura de pareja, la maternidad y un largo etc.  Algunos más grandes que otro, pero todos ellos los has conseguido saltar en tu vida y has seguido avanzando. 

Es posible que hayas necesitado para alguno ayuda, como una pértiga en los atletas cuando el salto es grande. En nuestro caso, puede ser hablarlo con alguna amiga, buscar ayuda profesional, ect. Pero siempre has tirado para adelante. 

Hasta que de pronto te diagnostican de Parkinson. Eres joven, mujer, con toda la vida por delante, con tu historia detrás y la noticia te cae como un jarro de agua fría. Sabías que algo había, pero esto ya te parece un obstáculo muy grande, que ni con pértiga lo superas. 

Resiliencia. Una palabra que se ha puesto muy de moda en época de pandemia. Es muy fácil decir que hay que ser resiliente, pero difícil practicarlo. Ser resiliente es adaptarte a cada nueva circunstancia, por muy dura que sea. Afrontarla con entereza, positividad. Como un reto. Pero claro superar un reto pequeño puede ser fácil, pero ¿y este? No hace falta superar o afrontar todos los retos igual, de la misma manera e igual de rápido. Cada persona necesitamos nuestro tiempo para asimilar una nueva circunstancia que cambia nuestra vida. Y evidentemente, el diagnóstico de la enfermedad de párkinson te la cambia de arriba abajo. 

Pero, a pesar de ser un obstáculo muy grande, podemos rodearlo en vez de saltarlo. Tardaremos más, pero seguiremos avanzando. La resiliencia no es una cualidad innata, no está impresa en nuestros genes, aunque sí puede haber una tendencia genética que puede predisponer a tener un «buen carácter». La resiliencia es algo que todos podemos desarrollar a lo largo de la vida. Aceptar que el diagnóstico no va a cambiar y que toca aprender a vivir con ello y porque no, realizar una trasformación en la que esa adaptación a la nueva vida sea algo positivo. Ver nuevas oportunidades de aprender, de conocer gente que pasa por lo mismo, de poder ayudar a gente que está empezando este camino que tú ya llevas tiempo recorrido. Buscar ese click que te haga ver como este nuevo obstáculo te puede hacer crecer y que eres capaz de adaptarte a ello y ver las cosas positivas de este nuevo viaje. 

No es buscar la felicidad continua. Eso no existe. Es aceptar que habrá malos momentos, pero buenos también y estos son lo que te van a mantener una mente positiva. Toca disfrutar de los buenos momentos, ser proactiva, flexiva y adaptarse a la nueva vida. Rescribe tu vida, recuerda todo lo bueno y lo que haces bien, apoya a los demás, pero apóyate también en los demás. 

Te dejo está frase que a mí me ayuda siempre para seguir fuerte en la vida. Un propósito, un porque, siempre nos va a ayudar a seguir avanzando con paso firme. 

«Aquel que tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo» (Friedrich Nietzsche)

Tania Herrera

Scroll al inicio