Miedo a salir sola

Hasta hace poco tiempo, no era consciente de la preocupación que siente mi familia ante el avance de la enfermedad. Esto me ha generado miedo a salir sola, pero si estoy bien sigo saliendo.

Pronto se cumplirán diez años del diagnóstico y los períodos off y wearing off (final de dosis) van aumentando.

El sonido de mi voz es más bajo del habitual y si hablo con personas mayores, como mis padres, he de alzarla, sino quiero escuchar,: «¿Qué dices?»

Otro síntoma que «me incómoda» es la expresión facial. Siempre solía sonreír en las reuniones con los amigos y familiares. Ahora me preguntan, «¿estás bien?» , o me dicen: «te veo distraída»

Y si hablamos de dolor, no hay un día en que me despierte y no me duela algo, el codo, la rodilla o una oreja. Sí, la oreja. Me muevo tan poco durante la noche que al despertar hay veces que está, literalmente, aplastada contra mí cabeza.

La vista, otro problema, «me dejo las gafas o me las quito». Leer me incomoda, a veces, porque veo las letras dobles.

Otro síntoma, son esos momentos de sueño que me entran, es una necesidad imperiosa de dormir. Y eso que tengo la suerte de poder dormir bien, a las 10 en la cama.

Y si hablamos de la pérdida del olfato y del gusto. Puedo percibir algunos aromas y sabores, otros se han ido al cajón de los recuerdos.

Suelo decir y qué es una raya más para el tigre, pero este tigre no sólo suma rayas sino que además crece.

¡Ya les contaré las novedades!

Paqui Ruiz

Scroll al inicio