No me rindo

Hace cuatro años recibí la visita del sr. Párkinson no fue invitado pero vino y se quedó.

Recuerdo que empecé a temblar, me vio el Neurólogo y me mandó estudios. El diagnóstico fue «tiene la enfermedad de Parkinson»

Recuerdo ese momento estaba con mi hija en Buenos Aires. Ahí me vieron. En ese momento sentí un fuego que me quemaba todo el cuerpo, era la furia que sentía por dentro. Mis manos me ardían, el médico hablaba y yo no escuchaba que decía, no entendía nada. Me quedé petrificada hasta que reaccione y le dije a mi hija «ya está, no te preocupes»

Pensé porqué a mi Dios, pero después pensé y porqué no.

Desde ese día mi vida cambió, nunca más volví a ser la misma Rosa, yo siempre fui muy alegre y positiva, a pesar que la vida me golpeó muchísimo.

Mi vida fue de muchas pérdidas, pérdidas de mis seres queridos y mucho dolor, pero mi alegría y mis ganas de vivir siempre intactas, pero el PÁRKINSON me quito parte de eso.

Aún así, mi lucha sigue con el amor de mis hijos, nietos y mi ser amado, mi esposo, esto me ayuda a que seame más fácil.

No soy la misma, no es lo que veo en mi lo que quiero ver. Hay días que me vencen las lágrimas y después pasan mis síntomas, por ahora es sólo lo el temblor, no me imagino como será más adelante.

Vivo el hoy y lo disfruto al máximo. Me despierto todos los días agradeciendo un día más de vida y mis palabras son «EL PARKINSON MANEJA MI CUERPO PERO JAMÁS MANEJARA MI MENTE»

Hay días que mi fuego interior se apaga y por arte de magia vuelve a ENCENDERSE, y sigo viviendo y luchando. Esa soy yo ahora y me siento orgullosa de no ceder.

La vida es hermosa para dejarla pasar sin luchar.

Rosa Godoy

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